La inercia y un cierto vértigo después de tres años y pico de rutinas mantenían a mi alrededor el entorno de trabajo de "Ardalén".
Las paredes están de nuevo vacías; las sucesivas versiones del guión, en las estanterías; los bocetos, planificaciones, esquemas, planos... en sus respectivas carpetas; los dvdés de las copias de seguridad, grabados. No puedo evitar una punzada de nostalgia. Para compensarlo, me ha llegado un ejemplar de muestra de como quedará el libro, que está ahora en proceso de encuadernación.