Se me habían quedado "atrasados"... Algunos "encuentros" en el camino y algún mantel.
No parecía ir a viajar. Los bares de estación tienen, mezclada con los viajeros, gente pintoresca. Estación de Valladolid.
Viajero habitual. Están relajados, suspensos en un tiempo detenido que controlan sin esfuerzo. Leía en un libro-e y miraba de tanto en tanto a su alrededor con desinterés.
Bajito y con un punto de elegancia de bajos fondos, en la barra del bar del festival. Igual era un colega...
Mantel que desmiente mi comentario anterior sobre los rojos de los vinos. Aquí, por lo menos, quedó un violeta. El vino era un Chinon de cosecha.