«Memoria visual» (1)

En varias ocasiones, al hablar de dibujo, de documentación, de apuntes del natural, etc, ha salido el asunto de "la buena memoria". Hace poco, en uno de los post que publiqué en FB, volvió a salir el tema. Me parece que puede ser interesante darle algunas vueltas, por lo que esta será la primera de una serie de entradas de la categoría «Memoria visual», en las que intentaré explicar cómo creo que funciona -en mi caso- el proceso. Doy por supuesto que no será generalizable y que habrá diferentes opciones para manejar este tipo de información, pero, tal vez, estos comentarios puedan resultarle útiles o interesantes a algunas personas atraídas por el tema.

Interacción

Me parece útil intentar aprovechar las posibilidades de interacción entre redes y, visto lo que sucedió en mi primera entrada de FB del 2014, que Frank Georg Lucas tradujo espontáneamente al alemán, propongo que si algunos con buen dominio de las diversas lenguas se animan a traducir las entradas, pueden enviarlas como comentarios y yo las publicaré en el blog.  

¿Qué información tenemos ya registrada?

La información que una persona "media", o sea, no especialista en aquello que se esté representando, tiene almacenada para valorar la "corrección" de un dibujo, funciona más por asociación relativa que por datos exactos guardados. Así, por ejemplo, de una jirafa, la mayoría de nosotros tiene almacenados datos como: - Color ocre amarillento, con manchas oscuras. Algunos habrán registrado que las manchas son marrones muy oscuras. Otros las recordarán simplemente negras. - Patas muy largas y delgadas. - Cuello muy largo. - Posiblemente, la mayoría "recuerde" los pequeños cuernos. - Su forma característica, como a cámara lenta, de galopar.

Algo así sería aceptable, ¿no?

Pero nadie recordará cuántas manchas tiene, ni la medida exacta de las patas o el cuello, ni la forma exacta del morro, etc... Una diferencia entre realidad y dibujo en el número de manchas de 40 o 50, seguramente, sea imperceptible. Diez centímetros más o menos en patas o cuello, probablemente, también. Sin embargo, solo unos pocos centímetros en la representación de las piernas o los brazos de un ser humano nos resultarán extraños. Jerarquizamos la información por relevancia.

Esta otra opción, ¿os parece distinta?

Difícil de precisar, ¿no? Veámolas juntas.

  La segunda tiene el cuello sensiblemente más largo (más de lo que marca la diferencia entre líneas, pues está inclinado...) y tiene algunas manchas más en la zona aumentada. Pero... Todo esto es una nadería. Veamos una cabeza de jirafa "real":

  ¡Vaya! Los cuernos son mucho más grandes de lo que "recordábamos". De hecho, sobresalen ampliamente. ¡Y en ocasiones existe un tercer cuerno, en el centro! Las orejas bastante más pequeñas, y la nariz no tiene esa forma parecida a la de los camellos o las llamas, sino que son dos orificios situados en la parte superior del morro, con un labio superior muy largo. Y, por si esto fuera poco, veámosla de cuerpo entero:

  ¡Madre mía! ¿Es necesario que enumere los "errores"? ¡No es ocre / amarilla con manchas negras! En realidad es marrón (no demasiado oscura; de hecho las hay bastante más claras) con "líneas" blancas, una especie de craquelado. Y las manchas la cubren por entero, no hay apenas zonas blancas. ¡Y la cola es muchíííííííííísimo más larga de lo que "recordábamos". La parte superior de las extremidades es muy robusta, para nada delgada. Las rodillas, tanto de las patas delanteras como de las traseras, están bastante más bajas. El pecho es amplio y potente y el cuello, en su base y entronque con los hombros, fuerte y poderoso, con una acusada joroba. ¡Y tiene una bien visible cresta de crin oscura que recorre completamente el cuello! En la foto no se ve, pero la jirafa no tiene una sola uña, sino dos. Os lo prometo. O sea, cuando "miremos" deberemos complementar y corregir los datos previos guardados en nuestra memoria. En muchas ocasiones serán inexactos.